PHOTOESPAÑA MUESTRA SU COMPROMISO CON EL MEDIO AMBIENTE EN TRES EXPOSICIONES EN EL REAL JARDÍN BOTÁNICO QUE EXPLORAN Y ANALIZAN LA RELACIÓN DEL HOMBRE CON LA NATURALEZA Y SU INFLUENCIA

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La sombra incisa muestra más de una década de trabajo fotográfico de Javier Vallhonrat sobre el glaciar de la Maladeta en los Pirineos

 

En Tierra – Agua – Fuego – Aire la artista coreana Kimsooja reflexiona sobre los cuatro elementos básicos para la vida, de gran poder simbólico y filosófico

 

El francés Clément Verger construye un relato visual que pone de manifiesto la capacidad del hombre para moldear el entorno en base a su propio beneficio

 

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El cambio climático es uno de los problemas más graves que vivimos hoy en día. La sociedad, está cada vez más concienciada y se preocupa por el futuro incierto que tenemos por delante. Año tras años crecen las asociaciones, activistas y comunicadores que alertan sobre los peligros de nuestros hábitos consumistas. Los artistas no son menos. Este año, PHotoESPAÑA reúne tres exposiciones que giran alrededor del medio ambiente, en el privilegiado espacio del Real Jardín Botánico.

 

La sombra incisa, de Javier Vallhonrat

 

A lo largo de dos décadas (1999-2018) Javier Vallhonrat ha desarrollado proyectos explorando diferentes aspectos de la relación hombre-naturaleza, entendiendo estos proyectos como modos de conocimiento, experiencia y lenguaje. A través de estos trabajos, Vallhonrat ha puesto el foco en la conciencia de la experiencia, la vulnerabilidad y la incertidumbre, aspectos que parecen perderse en la hipertecnificada sociedad actual, donde la necesidad de predicción y control se hace dolorosamente visible en el creciente e insensato intento de domesticar y someter la naturaleza.

 

Los proyectos que el artista desarrolla en espacios naturales exploran aspectos fenoménicos de su experiencia en ellos. Frente a la avalancha de imágenes excesivas y espectaculares, sus proyectos persiguen no tanto la obra como meta, sino la conciencia del proceso como experiencia, propiciada por la vivencia del tiempo lento y el espacio incierto de la alta montaña.

 

Los proyectos realizados entre 1999 y 2004 han sido concebidos como “modos de conocimiento, experiencia y lenguaje”, investigando el impacto de lo cultural y lo tecnológico en el entorno natural.

 

A partir de 2009 comienza a relacionarse con terrenos de alta montaña; desde entonces uno de los ejes fundamentales de sus trabajos ha sido la conciencia a nivel fenoménico de las experiencias vividas y su transferencia a lenguaje, siendo sus principales argumentos los conceptos de itinerario, permanencia, fragmento, contexto y proceso.

 

Su proyecto más reciente, La sombra incisa (2016-2018), se desarrolla como “modo de relación” de orden afectivo y simbólico con el glaciar de La Maladeta, en los Pirineos. Este glaciar, único en la Europa meridional y que a duras penas sobrevive la imparable amenaza del cambio climático, es abordado como un complejo ser intensamente vivo, vulnerable y cambiante. En un tiempo acelerado de espejismos de instantaneidad y virtualidad, La sombra incisa subraya la importancia de la lentitud y la experiencia de lo físico.

 

A partir de la transformación de una tienda de campaña en dispositivo de registro, Vallhonrat ha permanecido en el borde del glaciar durante tres veranos registrando el fenómeno de rimaya, un espacio vacío formado por la retirada del hielo, ya desprotegido de su cubierta de nieve invernal, de la roca calentada por el sol de julio y agosto.

 

Desde una conciencia de alteridad, la percepción de este nicho ecológico y geoclimático, ajeno y amenazante, se transforma paulatinamente en percepción de un lugar altamente vulnerable, en el que conocimiento, afecto y experiencia inmediata me permiten dialogar con el glaciar en condiciones de incertidumbre. La sombra incisa busca dar visualidad a este proceso de acompañamiento y conocimiento además de ser un proyecto de lenguaje en torno a esa entidad.

 

Además de fotógrafo, Javier Vallhonrat es un grandísimo aficionado a la naturaleza y conocedor de la montaña. Con sus trabajos, no solo pretende crear obras de arte, sino también llamar la atención y poner el foco sobre el progresivo deterioro del medio natural causado por la acción y actividad humana.

 

Tierra- Agua- Fuego- Aire, de Kimsooja

 

Kimsooja (Corea, 1957) es una de las artistas coreanas más reconocidas en el panorama artístico internacional. En la actualidad vive y trabaja entre Nueva York, París y Seúl y su obra ha sido ampliamente expuesta en Asia, América y Europa. La artista realiza instalaciones, fotografías, performances y vídeos. Aborda temáticas como el nomadismo, punto clave de su arte, la relación entre el yo y el otro, los roles de la mujer en nuestro mundo…poniendo de manifiesto la importancia del ser humano en el mundo caótico en que vivimos, su soledad y fugacidad.

 

A través de 8 videoproyecciones filmadas 5 de ellas en la isla de Lanzarote a partir de un encargo de la Bienal de Lanzarote de 2009 y 3 en los volcanes de Guatemala, Kimsooja rinde homenaje a los cuatro elementos básicos para la vida, de gran poder simbólico y filosófico.

 

“Se trata de meditaciones visuales sobre los cuatro elementos de la naturaleza, que captan el «fenómeno natural» en sí, sin intervención deliberada, transformación artificial o montaje por parte de la artista”, como señala la comisaria de la muestra Oliva María Rubio.

 

Estos cuatro elementos, Tierra, Agua, Fuego y Aire han sido abordados por diversos filósofos desde la Antigüedad y designan las entidades últimas que constituyen la realidad material, tanto en la tradición occidental como en la oriental. Kimsooja une así las tradiciones occidentales, hindúes y japonesas con la tradición budista.

 

Elementos de energía y de vida, de los que dependemos los seres humanos, son también para la artista fuente de inspiración creadora. Así, Kimsooja nos hace ver fuego en el agua, tierra en el agua, viento en el agua y también lo opuesto: agua en el viento, agua en la tierra, agua en el fuego.

 

Y es que los elementos interactúan constantemente: la lava ardiente se endurece hasta convertirse en roca y acaba descomponiéndose en polvo que, a su vez, es arrastrado por el viento.

 

Endeavour – El eucalipto, un caso de estudio, de Clément Verger

 

Desde un enfoque basado en la investigación, la obra de Clément Verger cuestiona la aparente naturalidad de los paisajes que nos rodean.

 

Aquí, la fotografía sirve de herramienta para leer y analizar los complejos mecanismos del Antropoceno, era de la influencia del ser humano sobre su entorno natural.

 

En Endeavour, proyecto iniciado en Portugal en 2016, Verger utiliza el caso de la introducción del eucalipto en Europa como ejemplo del fenómeno del transporte e implantación de especies en el mundo.

 

El proyecto Endeavour toma prestado su nombre del velero de James Cook que, en 1768, zarpó de Inglaterra, rumbo a Tahití, con el fin de observar y documentar el tránsito de Venus frente al sol. Cumplido este primer objetivo, la segunda parte de la expedición llegó a explorar -bajo órdenes de la Royal Society- las aguas del Pacífico Sur en busca de la mítica Terra Australis Incognita. De este viaje, el entonces joven Joseph Banks, naturalista y financiador importante de la misión, trajo los primeros especímenes de eucalipto a Europa.

 

Hoy en día, el Eucalyptus Globulus cubre alrededor del 7% del territorio portugués. Este monocultivo se extiende en la actualidad hacia España, así como en todo el mundo, modificando el paisaje, así como la biodiversidad.

 

La muestra Endeavour – El eucalipto, un caso de estudio, nos adentra en un estudio visual donde se mezclan los códigos del protocolo científico y miradas más distanciadas y sugerentes. El fotógrafo nos invita recorrer a su lado los intersticios de la intervención humana y retomar con él una fundamental labor de observación en torno a una pregunta, sencilla pero esencial: ¿Qué es lo que, hoy en día, se puede llamar naturaleza?

 

 

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