El ser humano tiende a fijarse en los errores porque ello nos permite mejorar. Pero ciertamente nuestra especie, perdida en la duda, rodeada de interrogantes, y que habita un pequeño planeta, se distingue por saber que va a morir, por ser generosa y sentirse concernida. La vida se compone de pequeñas imágenes, palabras, silencios. Los seres humanos, con una gran capacidad para imaginar, nos sabemos vulnerables. Y en esa paradoja de lo que somos, y de lo que creemos poder llegar a ser, resultamos capaces de lo mejor y de lo peor.
Hemos de mirar y disfrutar de la belleza de lo que nos reúne. Y es que nosotros, que sabemos que somos efímeros, nos aferramos a lo que tanto criticamos, que es la vida, la única que, por ahora, conocemos. Por todo lo antedicho y mucho más que cada uno aportará, tiene todo el sentido una exposición que nos hace pararnos, reflexionar y agradecer.