LA MEJOR FOTOGRAFÍA JAPONESA DESDE LOS AÑOS 50 DEL SIGLO XX HASTA LA ACTUALIDAD Y EL TESTIMONIO DEL FOTÓGRAFO MIGUEL TRILLO SOBRE LA MOVIDA MADRILEÑA, LLEGAN AL CIRCULO DE BELLAS ARTES EN PHOTOESPAÑA 2020

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La mirada de las cosas. Fotografía japonesa en torno a Provoke se compone de fondos de la Colección Per Amor a l’Art, de Bombas Gens, que constituye la colección más importante de fotografía japonesa del periodo 1957-1972, en manos privadas, fuera de Japón

 

En La primera Movida se recogen imágenes, procedentes del Archivo Lafuente, de algunas de las publicaciones míticas del fotógrafo Miguel Trillo que convirtió en los años 80 a los personajes anónimos de esta revolución cultural en su objetivo primordial

 

Las muestras podrán visitarse hasta el 25 de octubre

 

Descarga imágenes de las exposiciones

 

Desde esta mañana están abiertas al público dos de las exposiciones con las que el Círculo de Bellas Artes participa en la XXIII edición de PHotoESPAÑA. Una muestra colectiva que reúne a los principales autores de la fotografía japonesa contemporánea y un monográfico sobre la obra del fotógrafo español Miguel Trillo, un testimonio único sobre la efervescencia cultural en los años de la Movida madrileña.

 

La mirada de las cosas. Fotografía japonesa en torno a Provoke

 

Entre 1957 y 1972 se produjo en Japón una transformación radical en el lenguaje fotográfico de la mano de un grupo de artistas que comenzaron a desarrollar su trabajo durante la posguerra. Una renovación que tuvo lugar en paralelo a los grandes cambios económicos, culturales y psicosociales de este período, unos años marcados por un enfrentamiento social, principalmente contra la herencia americana de la ocupación.

 

La mirada de las cosas. Fotografía japonesa en torno a Provoke, comisariada por Nuria Enguita y Vicente Todolí, reúne una cuidada selección de imágenes –todas ellas pertenecientes a la Colección Per Amor a l’Art– que pone el acento en los artistas que participaron en la formación VIVO (1959-1961), como Ikkō Narahara, Shōmei Tōmatsu, Eikoh Hosoe, Akira Satō o Kikuji Kawada, y de los fotógrafos que llevaron a cabo la revista Provoke (Provocative Materials for Thought) en 1968, como Yutaka Takanashi, Takuma Nakahira o Daidō Moriyama. La muestra también incluye obras de dos fotógrafas que trabajaron en la misma época, Toyoko Tokiwa y Tamiko Nishimura.

 

El colectivo VIVO se inspiró en la agencia Magnum Photos con el objetivo común de forjar una fotografía crítica, en oposición a las convenciones establecidas, planteando nuevos roles y maneras más subjetivas de entender el medio fotográfico. Lo real no era ya una sucesión de lugares y momentos, sino que se constituía en un espacio abstracto y concreto abierto a la experimentación fotográfica como expresión subjetiva del artista.

 

Una nueva sacudida del lenguaje de la fotografía se produciría en 1968 con la revista Provoke. Fundada por Takuma Nakahira y Kōji Taki junto a Takahiko Okada y Yutaka Takanashi (y la colaboración de Daidō Moriyama a partir del segundo número), se realizarían tres números hasta 1970. Esta publicación se caracterizó por un estilo muy marcado, conocido coloquialmente como are-bure-boke (grano, barrido, desenfoque). El objetivo era aportar nuevas perspectivas y reflexionar acerca de las relaciones entre lenguaje y fotografía, y entre arte y resistencia política, entendiendo la fotografía como un lenguaje alternativo. Provoke se acercaba a la realidad considerando la fotografía como acto, en el que no solo están implicados mirada y pensamiento, sino todo el cuerpo.

 

Además, las obras se acompañan de una selección de libros originales de la época de los mismos artistas, hoy considerados obras maestras y que definen un estilo que perdura. Estas publicaciones eran fundamentales para los fotógrafos, que trabajaban en series y entendían los libros como lo icónico en lugar de producir con la idea de la imagen perfecta.

 

Todas las obras incluidas en esta exposición pertenecen a la Colección Per Amor a l’Art –a excepción de las obras de Toyoko Tokiwa (Museum of Yokohoma Urban History)– siendo la colección privada más importante de fotografía japonesa de esta época fuera de Japón.

 

Miguel Trillo. La primera movida

 

Esta exposición, con fondos del Archivo Lafuente, recorre uno de los periodos más convulsos y ricos de la cultura española, a través de las imágenes y fanzines de uno de sus testigos por excelencia, el fotógrafo Miguel Trillo.

 

Miguel Trillo fue uno de los más fieles testigos de todo lo que trajo consigo la explosión cultural, de libertad y de reivindicación urbana de la Movida Madrileña.

 

A través de publicaciones míticas como Rockocó, Callejones y avenidas y Madrid, las calles del ritmo, el fotógrafo convirtió en los años 80 a los personajes anónimos de la Movida en su objetivo primordial

 

En estos fanzines el autor realiza un intento de representación de una sociedad que ha evolucionado desde la humana necesidad de pertenencia al grupo.

 

Pionero de los fanzines fotográficos en España, Miguel Trillo comienza su carrera en los años setenta retratando a jóvenes en el entorno musical de discotecas y conciertos de rock. Es en la década de los ochenta cuando realiza sus primeros fanzines: Rockocó (1980 – 1984), Callejones y avenidas (1985 – 1987) y Madrid, las calles del ritmo (1988).

 

Defensor acérrimo del papel, que emplea para llevar a cabo la doble militancia visual y textual que le caracteriza, decide autoeditarse a raíz del cierre de una de las revistas donde iba a publicar su trabajo.

 

Trillo ha documentado la evolución de la juventud y de las tribus urbanas desde la transición española hacia la democracia de nuestros días, como testigo privilegiado de una época.

 

Mods, punks, amantes del tecno, modernos, siniestros, nuevos románticos, rockeros, teddy boys, heavies o b-boys han pasado por el objetivo del artista.

 

Su proyecto Rockocó es, según sus propias palabras, «un homenaje silencioso a unas vidas empapadas de las músicas de su tiempo». Trillo distribuía sus fanzines artesanales en tiendas de discos, en salas de conciertos y en el Rastro de Madrid. Sus fanzines son el reflejo de los años más abiertos, divertidos y fructíferos que tuvieron a nivel cultural.

 

La trascendencia social y mediática de sus publicaciones fue indiscutible y aún hoy se siguen reconociendo como documentos fundamentales y unos de los mejores ejemplos de la sociedad española de los ochenta.

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